El velocista: ¿Se nace o se hace?

¿Existe la velocidad como capacidad física básica? ¿Por qué se habla de ella como una cualidad compleja? ¿Se puede entrenar, o su potencial únicamente se debe al componente hereditario?

Una de los argumentos más interesantes que se puede ver en la bibliografía sobre la velocidad, es el carácter hereditario o innato de esta capacidad.

Esta justificación en cuanto a lo anatómico, es sobre la presencia de un mayor porcentaje de fibras musculares rápidas, las denominadas blancas o tipo II, en los músculos de atletas de deportes de velocidad favorecen a asentir esta idea. Este aspecto se ve reforzado si añadimos el reconocimiento de que existiría la imposibilidad de transformación de un tipo de fibra a otro, de rojas a blancas, de lentas a rápidas, o del tipo I a tipo II, por el mero hecho de participar en un programa destinado al desarrollo de la velocidad.

Aun así, esto no nos deja afirmar que un predominio genético o hereditario del sujeto más preparado para la velocidad sea cierto.

En cuanto a lo fisiológico, el dominio de los factores de un entrenamiento de características anaeróbicas sobre el organismo del sujeto puede hacer perder consistencia a este concepto. El que se esté capacitado para esfuerzos que impliquen sobre todo la vía anaeróbica de utilización de energía, como ocurre en los esfuerzos de velocidad, no es exclusivo de sujetos con mayor porcentaje de fibras rápidas, ya que ellas por si solas no pueden determinar una mayor capacidad de producción de energía por esta vía anaeróbica. Aspecto este que sí se ve afectado por seguir una preparación orientada hacia el desarrollo de la capacidad anaeróbica.

Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, nos podría hacer concluir que el sujeto veloz o rápido nace, pero también se hace. 

 
Recogido de: Santiago Hernán Domínguez (2012)

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